Parecía imposible que un Real Madrid tan apático y descompuesto como venía viendo durante casi toda la temporada haya cambiado tanto en menos de un mes ¿Y cuándo y por qué creo que se produjo ese radical punto de inflexión? El 19 de enero con la visita del Sevilla al Bernabéu y por una razón de peso: el Madrid no solo estaba perdiendo sus partidos, sino también a su público. Aquel sábado el campeón de Europa se reivindicó ante los suyos demostrando que aún podía rendir al nivel que todos pudimos disfrutar durante años atrás y, lo que es más importante, semanas después hizo ver que podía mantener ese ritmo encadenando triunfo tras triunfo (sin saber lo que este miércoles le deparó su partido europeo de Ida de 1/8 en el Amsterdam Arena frente al Ajax) Y no solo eso, al club de Florentino le están acompañando las circunstancias porque, además de estar aprovechando al máximo sus oportunidades, está viendo como su máximo rival (el Barcelona) no está cosechando todos los puntos que debiera últimamente. Se dejó dos contrapronóstico el pasado 2 de febrero ante el Valencia en el Nou Camp y, una semana más tarde -ante el Athletic- se ha dejado otro par de puntos de modo imprevisto frente al Athletic en San Mamés tras un partido en los que los de Valverde (con un Messi titular que apenas caminaba por el campo, seguramente resentido por su reciente lesión) dejaron mucho que desear. Con todo y con eso, aún hay mucho calendario por delante para que todo dé muchas vueltas. Pero lo que me resulta indudable es que el Madrid, con el que pocos contábamos hasta hace unas semanas, ha recuperado una gran versión que confirmó este sábado batiendo al Atlético en el Wanda. Entre los merengues, donde antes había desánimo generalizado, ahora hay un nuevo desafío ¡Claro que se puede!
