Mientras el Barcelona continúa gastándose millones de euros en reforzarse, el Madrid se ha aferrado a lo que tenía para hacer un cambio de imagen tan inesperado como positivo. Me parecía impensable que un equipo que durante esta temporada apenas daba dos pases correctos seguidos, pudiese despertar como lo ha hecho. Pero la realidad manda y, hoy por hoy, la plantilla de Solari se muestra unida y parece haber iniciado un cambio total de actitud. Porque está claro que la calidad no había podido desaparecer de jugadores de la talla de Modric, Kroos o Benzema, por lo que intuyo que el mal rendimiento se debía a dos factores: por una parte carencias físicas (entrenamientos defectuosos y lesiones) y por otra una desconexión emocional que se hizo notar sobre el césped. Sin la implicación y la motivación necesaria, ha quedado claro que cualquier equipo de Primera te hace un descosido. Sirvan como ejemplo equipos como Eibar, Levante, Alavés o Real Sociedad que, en un margen de 3 meses, batieron sin una especial dificultad al actual campeón de Europa y del Mundo. Lo cierto es que ahora, en este tramo de campaña en el que se aproxima el momento de la verdad, el Real Madrid ha recuperado en tiempo record su mejor versión. Realmente gra-tificante para los aficionados merengues el ver a su equipo presionar arriba y sin descanso durante todo un partido, atacar en conjunto con ambición, o buscar la meta contraria desde el minuto uno del encuentro. Cuando ese nivel de intensidad lo alcanzan con regularidad los conjuntos modestos, casi se aseguran la salvación. Pero cuando quienes alcanzan ese grado son conjuntos como el Madrid, el Atleti o el Barça, sus aspiraciones no tienen límite. Todos no pueden ganar, pero al menos así se garantizan el respaldo de sus seguidores. Se puede entender que un equipo pierda, pero hay maneras y maneras ¡La entrega tiene que ir siempre por delante!
