La liga se está conviertiendo en una auténtica pesadilla para el Real Madrid. Y es que si el empate que firmó en Villarreal el jueves pasado fue un grave paso atrás, su reciente fracaso en el Bernabéu frente a la Real Sociedad (que llegaba con cuatro derrotas consecutivas a sus espaldas) terminó por confirmar una semana nefasta para los intereses merengues. Las estadísticas muchas veces resultan frías, pero desde luego son siempre objetivas, así que quiero resaltar un par de datos que son ciertamente preocupantes en el club blanco: por un lado, el actual campeón del Mundo suma ya 6 derrotas en liga, lo que equivale a un 33,33 % sobre los 18 encuentros que se llevan disputados en el torneo doméstico (pierde 1 de cada 3 partidos) Y por otro, la plantilla de Solari acumula la friolera de 23 goles en contra (por solo 26 a favor, la mitad que el Barcelona) dígitos que se dan un aire a los que poseen conjuntos como Eibar, Girona o Espanyol. Y lo más preocupante para los pupilos de Florentino no son tanto los resultados obtenidos como las sensaciones de impotencia y desesperación. Y si a ello le añadimos que las circuntancias no le están acompañando (pésima suerte de cara a gol, fallos arbitrales a pesar del VAR, etc) es sencillo deducir que el actual campeón del Mundo está pasando por una complicada etapa que revertirá, sí, pero que seguramente le costará la temporada. Que el Madrid sólo haya conseguido dos títulos de liga en la última década (por 7 del Barça y 1 del Atlético) hablan a las claras del panorama liguero y de la regularidad de los equipos. Por cierto, me resultó curioso ver la presentación del nuevo refuerzo del conjunto madridista, Brahim Díaz. El citado Florentino le dió la enhorabuena por llegar al club; mejor sería que las felicitaciones llegasen siempre tras el debido rendimiento ¡Qué menos!
