En la jornada anterior de Liga se registró un cambio importante en la clasificación. Y no, no es que el Barcelona cediese su primer puesto, sino que el Sevilla (que iba segundo) se vió superado en la tabla por el Atlético tras el traspiés andaluz en Leganés y la victoria colchonera -aunque por la mínima y de penalti- contra el Espanyol. La plantilla del Cholo, más allá del eterno debate sobre si su fútbol gusta más o menos, tiene un mérito más que subrayable. Y es que el equipo rojiblanco se mantiene a solo tres puntos del club blaugrana y sigue demostrando una competitividad a prueba de bombas. Y su vecino rival, aunque no jugó esta semana pasada el torneo doméstico por estar en Abu Dabi disputando el Mundialito, también está de enhorabuena. Los blancos se alzaron con su séptimo título de “mejor conjunto del mundo” (entre copas intercontinentales y mundialitos) y eso no lo puede decir ningún otro equipo del planeta. Para que nos hagamos una idea de lo complicado que resulta alzarse con este campeonato mundial, basta con olvidarse por un rato de los rivales como el Guadalajara, Kashima Antlers, River Plate o Al Ain (semifinalistas y finalistas) y recordar que, para llegar a ese punto, el Real Madrid tuvo que volver a ganar antes la Copa de Europa. Si alzarse con la Champions tres veces consecutivas tiene un mérito que solo el tiempo reconocerá en su justa medida, coronarse como mejores del mundo por tercer año seguido es un reconocimiento proverbial e inolvidable. Y eso que el club blanco no vive, ni de lejos, su mejor momento deportivo. Para mejorar su rumbo en Liga tendrá el jueves 3 de enero una buena oportunidad; se medirá al Villarreal en El Madrigal en encuentro aplazado y, si venciese, se situaría a cinco puntos del club culé. Aún sigue muy vivo.
