Si bien creo que ésta es la primera vez que rompo una lanza en favor de Luis Enrique, creo sinceramente que en este momento es justo hacerlo. Mucho se viene hablando estos días sobre el supuesto “fracaso” de La Roja tras perder este lunes en el Villamarín frente a la selección de Inglaterra. Sí, frente a Inglaterra, que no es precisamente un combinado menor de esos a los que nos enfrentamos en innumerables ocasiones. Los nuestros, que se marcaron una primera parte para olvidar contra los ingleses (quién no ha tenido un mal día) se emplearon con orgullo en la segunda parte, cuando el partido ya parecía sentenciado con el rotundo 0-3, hasta hacernos soñar. Soñar, sí, porque el encuentro acabó 2-3 y hasta el más pesimista de los aficionados españoles sabe que, en este momento, España es una nación que puede darle la vuelta a cualquier partido, a cualquier circunstancia. La España capitaneada por Ramos tiró de casta, y lástima que la mala fortuna (y un árbitro desorientado) lastraron lo que bien pudo acabar en remontada. Así que de “fracaso” creo que no hay nada, porque esta selección acumulaba 27 encuentros sin perder y aún depende de sí misma para ser primera de grupo y estar presente en la ansiada Final Four. El día 15 de noviembre en Zagreb tendremos la verdadera prueba de fuego ante una selección croata peligrosa pero superable (hace un mes en Elche nuestro combinado le endosó un inapelable 6-0 en esta misma Liga de Naciones) ¡Debemos seguir confiando en La Roja!
