- Si bien a estas alturas ya nadie duda de la calidad y del talento de la plantilla blaugrana en su totalidad, pocas dudas ofreció la beneficiosa colaboración arbitral de ayer en la victoria culé frente al Atlético de Madrid en el Camp Nou. Pienso sinceramente que la expulsión de Fernando Torres minutos antes de concluir el primer periodo del encuentro se podría llegar a entender como justa. Pudo ser cartulina amarilla y, por lo tanto, la segunda amonestación al "Niño" y su consecuente expulsión del césped. Ahora bien, unos minutos antes le vi al uruguayo Luis Suárez lanzar dos patadas a Juanfran sin balón de por medio y el colegiado ni se inmutó; las repeticiones televisivas además brillaron por su ausencia. Pero por si esa acción supiese a poco, más tarde el ariete culé (autor de los dos goles del Barcelona anoche) debió haber visto de nuevo la cartulina roja directa por propinarle un claro puñetazo a Filipe Luis. Dos agresiones en un breve periodo de tiempo hablan a las claras de la agresividad que posee este exitoso delantero que tiene tanto de bueno como de "malo". Lo demuestra con insultante frecuencia, y pocos parecen dispuestos a frenar su reprochable conducta sobre los terrenos de juego. Un comportamiento el suyo que debería ser poco menos que ejemplar por resultar el espejo de millones de personas que se fijan en todos los movimientos de cracks futbolísticos como él. Con todo y con eso -y a pesar de la dolorosa derrota por 2-1 que encajaron los colchoneros- pocos se atreverán a decir que los del Manzanares han dicho su última palabra. El próximo miércoles a las 20:45 h los rojiblancos esperarán con aires de revancha el partido de Vuelta de Champions. Capaces son de firmar otra remontada histórica en un Vicente Calderón que estará repleto para apoyar a un equipo que lleva alcanzando los 1/4 de Final de la Copa de Europa por tercer año consecutivo; ahí es nada.
* Foto: Олег Дубина